Metámosnos en lo hondo de nuestros sentimientos, hagamos remolinos de alegría, olas de esperanza, salpiquemos buen humor, y de a ratos salgamos y tomemos una bocanada de aire, un poco de alivio, de paz de tranquilidad. Disfrutemos de ver la serenidad del agua, dejemos en la orilla las malas onda y los malos momentos dejemos que se borren con el agua... tratemos de nutrirnos de buenos pensamientos para soportar así un tremendo día de calor.
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